jueves, 9 de julio de 2009

Fragmentos de una Historieta

La historia antes del bicentenario en fragmentos

Chile duerme el letargo de la Colonia.


Manuel Rodriguez
De Ricardo Latcham
Editorial nacimiento 1975

CAPITULO 1

El destino enlazó en Chile dos vidas de un modo impresionador y realzante, desde el nacimiento hasta la muerte, ambas experiencias acabaron coronadas por el martirio después de haber sostenido con sacrificio y altivez la causa de la independencia nacional y tras una sucesión de episodios conmovedores y animadísimos.
Nobles y altas fueron estas vidas, cualquiera que haya sido el error de las propias actuaciones y el acaloramiento que dicto muchos pasos en hombres propensos a la violencia y la pasión.
Manuel Javier Rodríguez y Erdoisa nació el 24de febrero de 1785, y al siguiente día lo bautiza en la Parroquia del Sagrario el doctor don Joaquín Gaete, Canónigo Magistral de la Santa Iglesia Catedral.
En ese mismo año, el 15 de octubre, nacía otra criatura que, con el tiempo, daría que hablar mucho y completaría, en vigorosos aspectos, el rumbo disonante de la existencia de Manuel Rodríguez. Este otro ser, que vino al mundo en un año de tanta significación para los caracteres futuros de la Independencia chilena, fue don José Miguel Carrera, cuyo destino fue sellado por la tragedia.
Los Rodríguez y los Carrera, escribe Vicuña Maqueña en “El Ferrocarril” de mayo del 78, vivían entonces calle de por medio en las casas que hoy divide la de Morande con las Agustinas, de suerte que como niños de la misma edad tenían los mismos gustos y emprendían las mismas aventuras.Rodríguez tuvo su origen en un hogar pobre y su niñez no conoce el regalo. Se cría en la calle y desde pequeño se distingue por sus ojos vivos, negrísimos y fulgurantes. En la calle era siempre el rey de los motines y la piedra estaba presta para lanzarse en sus manos nerviosas. Hablador y vivaz, Rodríguez conoció la niñez de los Carrera, hermanos despóticos, aristocráticos y turbulentos. Sus vidas se unieron y solo la muerte similar los separaría ya. Es curioso indicar el paralelismo terrible de tales existencias.

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